
Mi forma de enseñar es una síntesis basada en los estudios que realicé dentro de la Danza Afro (pero también en los otras variedades de danza como el Jazz, el hip hop , la expresión corporal , la capoeira) y el teatro, tomando en cuenta mi experiencia personal y un trabajo posterior de investigación bibliográfica y coreográfica. Refleja también ciertas preferencias y modalidades propias, principalmente la voluntad y necesidad de resaltar la expresividad de la danza de los Orixás pero desde una visión creativa de la tradición.
La base de mi trabajo tanto como docente o como bailarina-coreógrafa, está puesta en los orixás; todo el tiempo intento trabajar con imágenes que hagan “hablar” al orixá, que lo muestren, desde el cuerpo que sé esta moviendo. Intento que a través de sus movimientos el/la bailarín/a pueda contar algo sobre este orixá. Como fuente de inspiración los orixás son inagotables , porque se los puede encontrar todo el tiempo en la propia vida cotidiana -si se conocen sus características, el elemento de la naturaleza que representan, o las actividades a las cuales están asociados. Es sólo ejercer y abrir esta percepción para verlos por todos lados –sin necesariamente hablar de experiencias místicas. Aún viviendo en una gran ciudad como Buenos Aires, donde el cemento es omnipresente, podemos ver a los orixás en los fenómenos meteorológicos: lluvias, tormentas, vientos (Iansá, Ewá), incendios (Xangó), en el río (Oxum); o en fenómenos biológicos como la maternidad (Iemanyá), la vejez (Oxalá, Naná), las enfermedades (Omolú). Podemos verlos aún en fenómenos sociales: la actitud guerrera de algunos grupos piqueteros no puede menos que evocar a Ogun –quien además de ser la deidad de la guerra y los instrumentos de metal es quien abre los caminos!. Cuando se conoce y adopta esta perspectiva, la relación entre los orixás y el mundo que nos rodea es simple y evidente -se realiza sin esfuerzo.
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